Crónica de de final de curso de los grupos de Cáritas Parroquial de Cádiz

En la tarde del miércoles 7 de junio, los grupos de Cáritas de la ciudad de Cádiz se reunían en nuestra parroquia para celebrar la misa de clausura del curso 2016-17. En el presbiterio, junto al cartel de Cáritas, los símbolos de la luz, del pan y del cáliz y la patena, de sencillo barro, hablaban del entregarse a los demás, del llevar la luz de Cristo y de dar de comer al hambriento, falto de alimento pero también de la escucha, la comprensión y la ayuda del hermano. En la monición de entrada se nos recordaba el por qué estábamos aquí, para dar gracias a Dios por la finalización de un nuevo curso, y para recordar que el servicio de los grupos de Cáritas expresan el amor de la comunidad cristiana hacia los pobres: “Lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos, conmigo lo hicisteis”.

La primera lectura nos hablaba de un Dios que no pasa de largo ante la angustia y los problemas de sus hijos, por eso en el Salmo apelábamos a su ternura y su misericordia eternas.

Y en la homilía, el padre Juan Carlos, apoyado en la Palabra de Dios, desgranaba uno a uno los 10 puntos del Decálogo de Cáritas:

  1. 1.Seguir a Jesús de Nazaret.
  2. 2.Vivir la caridad en actitud de servicio y compromiso.
  3. 3.Trabajar construyendo el Reino de Dios.
  4. 4.Entender la formación permanente como necesidad fundamental.
  5. 5.Denunciar las estructuras y situaciones injustas.
  6. 6.Ser paciente y constante en su acción por la pobreza.
  7. 7.Ayudar a los empobrecidos a promocionarse.
  8. 8.Prestar apoyo a los excluidos porque es justo.
  9. 9.Coordinar sus acciones con otras entidades.
  10. 10.Transmitir esperanza a los más desfavorecidos.

Ante el altar, presentábamos nuestras peticiones y nuestras ofrendas, junto al pan y el vino, que tras la consagración se hicieron Alimento que no puede faltar en la vida de ninguno de los voluntarios de Cáritas. Para vivir en Dios y para Dios, en unión íntima con él y sirviendo con humildad a los más necesitados.